El sistema operativo de Mac que no se puede modificar

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Antes de la aparición del Mac OS X, la interfaz de Macintosh era una de las más personalizables que hubieran existido, hecho que dio lugar a grandes innovaciones. Sin embargo, el nuevo sistema no permite la introducción de modificaciones. Los críticos opinan que Apple podría perjudicarse con esta decisión.



Durante años, una de las grandes atracciones de la Mac fue su capacidad para modificar el sistema operativo de acuerdo con las necesidades del usuario. Los usuarios podían cambiar la interfaz de la máquina por completo, a veces hasta alcanzar un punto en que adquiría características absolutamente originales. Sin embargo, todo eso se terminó con la aparición del sistema operativo OS X. Ahora, Apple está tratando de evitar que se le introduzcan modificaciones al nuevo sistema. Algunos críticos sostienen que, con esta política, la empresa se perjudicará.

Antes de la aparición del OS X, el sistema operativo de Macintosh estaba relativamente abierto a la manipulación de su interfaz: existía una gran cantidad de APIs (Application Program Interfaces, Interfaces para Programas de Aplicación) abiertas y bien documentadas que permitían que la gente modificara o mejorara muchos aspectos del funcionamiento del sistema.

No se trataba sólo de agregar íconos al escritorio. Algunos programas, como el Kaleidoscope, el Appearance Manager de Apple y varias utilidades de terceros permitían que se efectuara una renovación completa de la interfaz de la Mac.

Los usuarios podían cambiar los íconos y la forma de las ventanas, agregar botones extraños y modificar los menúes desplegables y las barras de desplazamiento. El resultado era la existencia de miles de interfaces futuristas, hechas a medida, algunas de las cuales adquirían realmente un carácter desconocido.

Algunos ejemplos de estas interfaces novedosas son el escritorio cambiante de Gavin Robb, el modelo "Rusty Apple" (Apple Oxidada) de Evan Sharp, o el programa colorido de ciencia ficción de Christopher Moore.

No obstante, en el caso del Mac OS X, la mayoría de las APIs que intervienen en la interfaz no permiten el acceso de terceros. Los desarrolladores independientes de software lograron desconfigurar algunas de esas APIs y crearon unas cuantas utilidades para modificar la interfaz.

Sin embargo, cada vez que Apple actualiza el sistema operativo, como ocurrió hace poco con la actualización del Jaguar, las utilidades quedan sin efecto y los desarrolladores se ven obligados a modificar su software.

"Este cambio marca el fin de una era", declaró Greg Landweber, uno de los desarrolladores del Kaleidoscope, una de las herramientas de modificación de mayor renombre en la historia de Macintosh. "Con el antiguo sistema de la Mac, hacerle estos pequeños cambios a la interfaz era una tarea muy sencilla. Se podía modificar casi todo. Ahora, no se puede cambiar el funcionamiento, sólo la apariencia."

De acuerdo con Raúl Gutiérrez, un ávido transformador de la interfaz de la Mac, la arquitectura abierta de la Mac inducía a modificar la GUI (Graphical User Interface, Interfaz Gráfica del Usuario). El resultado no se limitaba sólo a cuestiones de estética, señaló. La experimentación con la interfaz dio lugar a grandes innovaciones que hoy en día se dan por sentadas.

"En su momento, Apple fue una de las pioneras en la creación de sistemas completamente adaptables, y ahora tomó el curso contrario, tratando de cerrar la mayoría de las APIs que intervienen en la interfaz", agregó Gutiérrez. "Parecería que Apple está haciendo una regresión en lo referente al control de la apariencia y el funcionamiento del sistema operativo OS X."

A fines de la década de 1980, los usuarios podían hacerle todo tipo de modificaciones a la GUI de la Mac a través de programas shareware y programas comerciales: menúes jerárquicos, menús separables, mejoras en los cuadros de diálogos para abrir o guardar archivos, fondos de pantalla intercambiables y mejoras de herramientas de navegación, como las barras de desplazamiento.

Apple tomó las mejores ideas y se las incorporó al Mac OS. Poco a poco, se mejoraron los cuadros de diálogo, se ampliaron los menúes y se modificaron las ventanas, para responder a las necesidades del usuario. El resultado fue la creación de un sistema operativo maduro, flexible y completo que se convirtió en el más sobresaliente de la industria.

En 1998, Apple dio a conocer su propio software para adaptar el sistema de ventanas, llamado Appearance Manager (Administrador de Apariencia). Este programa incluía una herramienta que permitía convertir los diseños del Kaleidoscope en "temas" de Mac. Aqua, la tan bien ponderada versión del OS X, es básicamente una actualización del OS 9.

No obstante, poco tiempo después del lanzamiento del Appearance Manager, Steve Jobs se reincorporó a Apple y decidió darle punto final. Jobs recibió varias veces el pedido de revivir los temas, pero siempre respondió: "Los temas están muertos".

Esa filosofía continuó con el OS X. Las APIs del Mac OS X que controlan la ubicación, el funcionamiento y la apariencia de las ventanas y los menúes están cerradas. Los desarrolladores independientes de software están trabajando con el objetivo de revertir la ingeniería del sistema y, hasta el momento, lograron avanzar un poco, pero aún no hallaron el modo de modificar la apariencia y el funcionamiento del OS X significativamente.

Resulta extraño que Apple permita que se alteren algunas partes del sistema operativo Mac OS X. Por ejemplo, se puede modificar la apariencia del QuickTime Player, pero sólo pueden hacerlo los medios que tengan un tema incorporado en el archivo del QuickTime. Esto permite que las corporaciones creen temas para el reproductor, pero el usuario común y corriente no puede introducir modificaciones.

Para disgusto de los usuarios, muchas de las características que se encontraban en las versiones anteriores del Mac OS, y en otras plataformas, no aparecen en el nuevo OS X. Incluso no se pueden hacer cosas básicas, como cambiar las fuentes del sistema o desactivar el suavizado de fuentes (un recurso común en las máquinas más viejas).

Cuando Apple llevó a cabo las pruebas beta del sistema OS X, muchos usuarios se molestaron por los cambios fundamentales que encontraron en la nueva interfaz. Los usuarios pidieron que se introdujeran las características presentes en interfaces anteriores, como las ventanas plegables. El sistema OS era, y sigue siendo, un proyecto en vías de desarrollo.

No obstante, como los desarrolladores independientes están interfiriendo con las APIs que no están a disposición del público, Apple no tiene ninguna obligación de mantener el acceso. Cada vez que la firma actualiza el OS X, suele ocurrir que el software de terceros deja de funcionar.

Y debido a que las APIs están cerradas, los hackers deben realizar un gran esfuerzo para lograr que las modificaciones que realizan den resultado. A raíz del gran descontento que despertó la eliminación del ícono de la Mac feliz de la secuencia de encendido de la máquina, la firma Fishback Research creó una utilidad para reincorporarlo. Sin embargo, para poder hacerlo, sus programadores tuvieron que introducirse en Darwin, la versión de fuente abierta del OS X.

Ni siquiera los usuarios están autorizados a realizar cambios en el OS X: el acuerdo de licencia sostiene básicamente que Apple es propietaria de la interfaz y que, por ende, los usuarios no pueden modificarla.

"Apple se niega a autorizar cualquier cambio de la interfaz", comentó Brian Wilson, gerente comercial de Unsanity, una empresa que creó varias utilidades para la interfaz del OS X. "Sin embargo, tampoco nos demandaron por entrometernos. No recibimos ayuda ni castigo."

Aunque los abogados de Apple prefieran pasar por alto esta realidad, los ingenieros de la empresa decidieron tomar cartas en el asunto. A fin de impedir que se le realicen cambios a la interfaz del OS 10.2, conocido como Jaguar, el software impide que los programas modifiquen ciertos elementos de la pantalla. Por ejemplo, la API que permite personalizar los menúes y los íconos a la derecha de la barra de menúes, al lado del reloj, prohíbe el uso de elementos del menú que no estén autorizados por Apple.

Antes de la aparición del 10.2, se había revertido la ingeniería de esa API y los desarrolladores de shareware la utilizaban con gran frecuencia. WeatherPop, por ejemplo, la usaba para mostrar el estado del tiempo, mientras que Homeland Alert la empleaba para mostrar el grado de alerta de ataques terroristas de acuerdo con las mediciones del Gobierno de Estados Unidos. Estas utilidades quedaron destruidas con la actualización del Jaguar. Hace poco, Unsanity lanzó al mercado una utilidad denominada Menu Extra Enabler, a fin de restaurarlas.

Apple tiene buenas razones a su favor para justificar las medidas que adoptó. En primer lugar, uno de los motivos principales por los que la gente compra el OS X es su estabilidad; permitir la alteración del sistema básico debilitaría esa cualidad. Las versiones anteriores del Mac OS podían llegar a ser muy inestables debido a las extensiones que modificaban el funcionamiento básico del sistema operativo.

La apariencia del Aqua también es una herramienta de comercialización, de modo que Apple tiene un poco de razón al pretender que su "marca" distintiva permanezca intacta.

También existen inconvenientes desde el punto de vista del soporte técnico: el equipo de ayuda telefónica no puede aconsejarle a un usuario abrir una ventana haciendo clic en un botón izquierdo si ahora el botón está a la derecha.

Apple está respondiendo a los pedidos de los usuarios. Poco a poco, la empresa está incorporando los elementos que faltan, como las carpetas con saltos y los controles para personalizar la apariencia del Aqua. Ahora existe la opción de trabajar con Aqua en forma monocromática, a raíz de que los diseñadores gráficos se quejaban de que la interfaz brillante y colorida interfería con su percepción de los colores.

Sin embargo, los críticos sostienen que las limitaciones que impone Apple a la introducción de cambios en la interfaz menoscaba la posibilidad de realizar innovaciones.

Lloyd Wood, un historiador amateur sobre interfaces que dirige Kaleidoscope Way, un sitio dedicado a la cultura del Kaleidoscope, señaló que Apple posee el potencial humano para llevar a cabo grandes proyectos como el OS X, pero carece de los recursos para explotarlos al máximo.

"Apple no puede incorporar todos los pequeños detalles que hacen que sus sistemas operativos sean indispensables y fáciles de manejar", manifestó Wood. "Solamente los usuarios pueden introducir y perfeccionar esos detalles, y los pequeños desarrolladores que son usuarios experimentados son los que tienen más chances de lograr que esos cambios funcionen."

Wood agregó que, incluso después de tres años de desarrollo, el OS X sigue siendo una "cáscara vacía".

"Van a pasar varios años hasta que Apple adopte las mejores ideas de los usuarios y las aplique para mejorar los problemas del OS X y dejarlo a la perfección", añadió. "Apple se está boicoteando. Ahora necesita todos los desarrolladores que pueda conseguir."

Ryan Cabell, de Fishback Research, señaló que varios desarrolladores son perfectamente capaces de crear utilidades para modificar la interfaz sin vulnerar la estabilidad del sistema.

"Creo que es importante que Apple se esfuerce por mantener la identidad y la estabilidad de su marca, pero para la gente modificar la interfaz del usuario siempre constituyó una parte fundamental del proceso de convertir a la Mac en una computadora verdaderamente personal, de modo que este tipo de alteraciones van a existir toda la vida", manifestó.

Gutiérrez señaló que una buena medida de las fallas que aquejan al Aqua está dada por la cantidad de programas de terceros que buscan resolver determinados problemas, como la Dock (columna de íconos situada por defecto a la derecha de la pantalla). Existen unos seis sustitutos de la Dock.

"La Dock no responde a las necesidades de los usuarios", comentó. "Si existe un número importante de gente a la que algo le incomoda, alguien encontrará la manera de solucionarlo, más allá de que Apple lo apruebe o no."